
::Entrevista a Cesar Fuentes Rodriguez::
Escritor, Periodista y Rockero
..."Cuando nos llego el turno, pulsamos las palancas, y la oración que apareció fijada fue: "EXTRAÑOS SUEÑOS ANSÍAN TRASPASAR LABERINTOS DE TEMORES". Para mi tuvo el peso de una revelación"... (El Infierno y los Celacantos)
-H&H: ¿Quién es Cesar Fuentes Rodríguez, para Cesar Fuentes Rodríguez?
-CFR: Uno nunca es buen portavoz de sí mismo. Hace mucho escribí un cuento donde un tipo entraba a un bar y conocía a muchas versiones de los hombres que pudo haber sido y al salir se daba cuenta de que ninguno de ellos le había caído bien. Si me hubieses preguntado esto hace veinte años quizás hubiese respondido cosas que tenían que ver con los sueños, el trabajo o las aspiraciones. Hoy tengo una visión más humilde sobre las cosas por hacer y más crítica por las ya hechas, pero me veo como un testigo amable de la época que me tocó vivir.
-H&H: ¿Cuándo nace el escritor?
-CFR: Antes que el rockero, seguramente. Escribir era darle forma a las ideas y una excusa para repensarlas. También una forma muy ardua de relacionarse con ellas. Cuando era adolescente no sabía bien cómo abordar esa inquietud, pero cualquier ilusión de carrera me la apostaba a las letras. Poco después llegó la música, y pasó todavía un buen tiempo antes de que me diera cuenta de que ambas cosas podían mezclarse o incluso tomar forma. Fue un día en que decidí responder a la convocatoria de una pequeña revista llamada Riff Raff, que buscaba periodistas.
-H&H: Tu primera creación.
-CFR: Los primeros intentos fueron cuentos y poesías que hoy me darían vergüenza. Me preocupaba entonces demasiado por las reglas, la métrica y la ortografía antes que por el contenido, y tendía más a lo romántico y cultista. Traté de escribir un par de novelas que dejé por la mitad pero que me ayudaron mucho a encontrar mi propia voz. Cuando tomé seguridad en el estilo de escritura, ya no me quedaron dudas de que podía animarme a mayores empresas, incluso la de una novela larga. Con "El Infierno Y Los Celacantos", además, me animé a publicar sin sonrojos.
-H&H: ¿Estás trabajando en algún nuevo libro?
-CFR: Sí, tengo terminada una selección de cuentos que vienen acumulándose desde épocas remotas y estoy escribiendo una novela fantástica que está inspirada en un episodio de "La Divina Comedia" y trata sobre el concepto del Limbo, es decir, del lugar en donde los espíritus languidecen sin entender por qué. La teología cristiana inventó el Limbo a partir del siglo XIII y puso ahí a las almas de los no bautizados y a las de los hombres buenos que murieron antes de la resurrección sin conocer la existencia de Jesús. Es una visión de injusticia y crueldad infinitas, como todo en el cristianismo, y hoy que la Iglesia pretende disimular la doctrina con la que atormentó por siglos a los creyentes, me pareció una idea estupenda para una novela.
-H&H: ¿Cuánto de heavy tiene el escritor y cuanto de escritor tiene el Heavy?
-CFR: Cada vez que escribo se hace presente el escritor, así que cuando encaro un artículo relacionado con el periodismo musical nunca pierdo de vista el oficio. No pasa al revés porque no creo en eso de que el Metal es un estilo de vida. No podría vivir sin Metal, y hay muchas referencias e ideas que me llegan gracias a la música que conozco, pero sólo una módica parte de lo que escribo se relaciona directamente.
-H&H: Madhouse y Epopeya, Sus nacimientos y alguna anécdota.
-CFR: Luego de Riff Raff estuve un tiempo involucrado en disquerías. Por la experiencia reciente ya entonces sabía que montar una revista era una empresa bastante ingrata, porque incluso como redactor tuve mis terribles dolores de cabeza y estaba al tanto de que montar una cosa así no era broma. Pero en el ‘88 viajé a Castle Donnington, en Inglaterra, y vi el show de mi vida… Megadeth, Helloween con Kiske, Guns N Roses antes de convertirse en fenómeno mundial, y sobre todo Iron Maiden en aquel super-escenario con el mundo helado de “Seventh Son Of A Seventh Son”. Cuando volví me puse a escribir la crónica para enviársela a los amigos de la revista Rock Brigade en Brasil, la terminé y me sentí muy orgulloso del resultado; aunque entonces tomé conciencia de que en Argentina no había una revista decente como para publicar una cosa así. Así que convoqué a la gente que conocía de la Riff Raff, con la que siempre hablábamos de hacer algo, y tomé la decisión por pura calentura. El comienzo de Madhouse fue un desastre. Nos agarró la hiperinflación de 1989 y el dinero de los primeros tres números se perdió por completo, incluso después yo seguí soportando las pérdidas durante mucho tiempo. Creo que lo revolucionario de Madhouse fue la actitud crítica. Al menos mientras estuve yo al frente de la redacción, nunca fue una publicación complaciente. La mayoría de fanzines que tan prontos estaban a atacar al “establishment” les sobaban el lomo a las bandas nacionales por ser nacionales y las bandas under por ser del under con una hipocresía vergonzosa; nunca se jugaban a dar su verdadera opinión, todo les parecía buenísimo, no se animaban a hacer la menor objeción y vivían en una demagogia permanente. En Madhouse lo que importaba era la música, nuestro respeto era antes que nada para los lectores. También había un método crítico, un método de análisis del material que yo me molesté en describir en los sucesivos editoriales. En cierto modo, estaba basado en las nociones de crítica literaria que yo había estudiado. En Madhouse se les daba toda la libertad de opinión a los redactores sobre lo que debía aparecer en sus páginas. Pero los tiempos fueron cambiando, en la revista surgieron muchas caras nuevas, y en algún punto me encontré con que el material que a mí más me gustaba estaba siendo relegado y que yo no me identificaba con nadie de ahí adentro. Un día traje una nota de Savatage, y en cuanto dije que quería dos páginas me armaron un escándalo terrible. Fue la gota que desbordó el vaso. Entonces tenía dos opciones: echar a todo el mundo y cambiar de raíz la orientación de la revista, o dejar que continuara y dedicarme yo a otro proyecto. Preferí esta segunda opción.Así nació Epopeya. Lo bueno fue que el sello Nems Enterprises se comprometió a soportar el grueso de los gastos de la publicación de la revista si a cambio se le aseguraba una cantidad mínima de publicidades por edición, de esa manera Epopeya se convirtió en una revista todavía más íntegra que Madhouse, porque prácticamente no teníamos que preocuparnos por la cuestión económica. Cuando acordamos hacer la revista, el trato fue que Nems aportaba medios y la editorial se encargaba del contenido sin admitir ningún tipo de intromisión, y así fue desde el primer número al último. Hacerlo así nos permitió sacar una revista de una calidad gráfica muy difícil de igualar, y la libertad de poner en la portada a quien se nos ocurriese sin tener que vivir pendientes de las ventas.
-H&H: Como periodista del género, ¿como ves la movida hoy?
-CFR: En verdad hay un estancamiento creativo a nivel mundial pero no sólo en la movida heavy sino en todos los órdenes de la cultura, con excepción de algunos medios audiovisuales como las series televisivas. Esto tiene que ver con el agotamiento de la revolución de los '60s, que representó una especie de Big Bang cultural. Con el tiempo, aquel empuje perdió aceleración y eso se empezó a percibir en los postreros '90s. La creatividad fue relegada por el profesionalismo y la sobresaturación mediática de la que Internet es el fenómeno más evidente.El Metal nació casi a la par de aquella explosión y la vino acompañando con más logros que cualquier otro subestilo del rock. Hoy en día las bandas que empiezan tienen más posibilidades de difusión inmediata pero menos chances de exposición total. Las bandas que mantienen su impacto global casi no cuentan con músicos menores de 40 años. Y sin embargo, surgen más bandas que nunca. Con agotamiento o sin él, el Metal todavía es sinónimo de calidad y experimentación frente a las corrientes más pobres de la música contemporánea (rap, cumbia, hip hop, reggaeton, las vertientes latinas más básicas, etc.).
-H&H: Ave Cesar, ¿Cómo surge la idea?
-CFR: Surge de una manera bastante tonta, quizás. Cuando terminó La Heavy Rock & Pop tuve que pensar en armar un programa por mi cuenta y en principio iba a ser algo de tipo solista, de modo que la posibilidad de incluir mi nombre en el título no era una mala opción. A medida que el proyecto maduraba nos imaginamos aquello de hacer "un circo romano en radio". Para muchos no parecía tener el menor sentido, aunque para nosotros siempre funcionó como una metáfora perfectamente clara: había un gran Coliseo, que era la emisora, y una audiencia ávida de emociones fuertes; todos los días se enfrentaban tremendos exponentes y se ofrecían espectáculos fabulosos que iban desde las carnicerías despiadadas hasta los sutiles acentos del teatro. Y como calculamos que la única coincidencia difícil de precisar era la del equivalente de los modernos relatores, nos encantó presidir aquellas jornadas heroicas y profanas en calidad de emperadores devenidos en maestros de ceremonias, con micrófonos en lugar del cetro introductorio. Lo importante era divertirse, y creo que nosotros nos divertimos tanto como la audiencia, al menos lo suficiente como para llamar la atención desde radios que no tenían mucho que ver con el Metal como eran la FM NRG y la FM Palermo.
-H&H: ¿Se volvería a repetir Ave Cesar?
-CFR: Sí, ¿por qué no? De hecho hicimos dos temporadas extras en 2010 y 2011 que se emitieron por Internet a través de dontpaymusic.com con Sergio Choren y Luis Aranosky. Fue realmente divertido, pero en 2012 surgió la oportunidad de hacer Tiempos Violentos, así que postergamos el proyecto. Quizás lo retomemos en un futuro no lejano. Por de pronto, estoy colgando los discos que salieron con la revista Epopeya en mi página: http://cesarfuentesr.com.ar/ y a modo de primicia te cuento que seguramente estaremos colgando los programas de 2010 y 2011.